Este post no es un repaso de 2022 o resoluciones para 2023. Es una excusa para escribir…

Bajo Presión – Dibujado en Octubre de 2021 como parte de Inktober

El fin de año y el “Año nuevo” me irritan un poco. No sólo no planeo mucho ni celebro entorno a estas fechas, cada año me molesta más todo el tema. Será por estar cada año más viejo, o que me molesta más esa imposición de “festejar” y “estar feliz” en fechas determinadas en las que el mercado nos tiene condicionados a hacerlo.

De todas formas, la vuelta entera (relativa y todo eso) del planeta al Sol sirve como buena excusa para hacer un repaso de la unidad de tiempo que termina. También es una oportunidad para definir metas o planear cosas para hacer en el nuevo ciclo. Sea como sea, podemos tomar el mes de enero como un punto de referencia para empezar cosas nuevas u organizarnos hacia un nuevo segmento de tiempo en el que el planeta le de una vuelta al Sol.

Todo esto para decir que una de las cosas que quiero hacer más en 2023 es escribir. No solamente escribir en este blog, escribir en general. Tengo un montón de ideas en la cabeza, algunas se vienen fermentando hace años. Tengo un montón de cuentos cortos y experimentos literarios ya escritos de la época en que hice un taller con Ignacio Alcuri. Tengo un índice lleno de notas para un libro que algún día quiero sentarme a escribir. Tengo ideas como para otras tantas cosas que me gustaría escribir. Iré viendo si publico más por acá.

En parte publicar las cosas que escribo me aterra un poco. Cada vez que publico algo (incluyendo los posts de este blog) o le muestro a alguien algo que escribí, se filtran al mundo ideas desde el lugar más íntimo de mi cabeza. Incluso comentar esto mismo se siente como que estoy dejando salir más de lo que debería. Ni que hablar del miedo de “escribir un libro”. No tengo ni noción del tiempo y trabajo que debe llevar escribir un libro, ¿y quién lo querría leer? ¿lo publicaría yo mismo? ¿quién más podría interesarse en publicar algo escrito por mí?

En líneas generales creo que publicar un libro es una idea muy linda en la teoría, pero en la práctica asumo que es demasiado trabajo y poco probable que algún día me proponga hacerlo en serio. Después veo cada libro que dan vergüenza y pienso “si ellos pueden, yo también debería poder”. Pero me parece que por el momento está fuera de mi alcance (para empezar, ¡hay que escribir un libro entero!).

Tengo la costumbre de a veces escribir por acá “metas” como “escribir más”. Como si dejarlas publicadas generara un compromiso mayor y me motivara a cumplirlas. Pero lo cierto es que no sé cuánto ayuda realmente. Por lo menos si en un tiempo veo un comentario de alguien que lee el blog reclamando que no cumplí, de repente me motivo a escribir algo.

2022 fue un año distinto en el blog, me tomé un recreo bastante largo de Picando Código. Posiblemente uno de los más largos de su historia. Publiqué algo en agosto de 2021 y no volví a publicar nada hasta junio de 2022. Obviamente esto fue en parte consecuencia de los dos años que pasamos encerrados sin ver a nadie ni poder hacer mucha cosa fuera de nuestros respectivos hogares (seguiremos pagando las consecuencias de esa pandemia en años que vendrán…). Pero eventualmente volví.

Una cosa que creo que hice bastante bien en 2022 y quiero seguir haciendo más en 2023 es dibujar. En 2022 tuve varias rachas de dibujar como costumbre. Ya tengo varios cuadernos llenos de dibujos, algunos menos peores que otros, y pude experimentar con colores, distintos medios y demás. Algo comenté al respecto en los 15 años del blog, voy a tener que empezar a acompañar los posts con dibujos…

Me resulta particularmente interesante cómo con el dibujo a veces limito el tiempo para completar un dibujo, y otras tengo una idea que me resulta fácil y entretenida y simplemente me dejo seguir hasta considerarlo “terminado”. Supongo que aplico la misma metodología a escribir, pero lo veo más en el dibujo (sobretodo en cosas que dibujé y “no me gustan” pero “cumplen lo suficiente con lo que me propuse”).

No sé cómo explicar bien el sentimiento de estar “escribiendo al vacío” que me genera el blog. Hace unos años parte de la gracia de tener un blog era las interacciones sociales que generaba con gente online. Hoy en día es más por el orgullo y la libertad de tener mi rinconcito propio en Internet donde publico lo que quiero, y soy el consumidor principal del contenido. Al final del día es eso, una bitácora, y cada tanto caerá también alguna persona buscando la solución a un problema de Linux o Programación que escribí en algún momento. No lo veo como algo negativo, de hecho me genera menos presión a la hora de escribir o elegir si publicar algo o no el no tener una presión de un supuesto público. Pero a veces se extraña un poco la interacción.

Creo que los posts de 2022 reflejan bastante la temática general del blog: alguna cosa sobre Emacs, posts sobre Ruby y programación, cómics, videojuegos, películas (¡ciencia ficción!) y muchos libros. Habrá que ver cómo sigue la cosa en 2023. Por lo menos ya empecé mejor, escribiendo el primer post del año y no dejando pasar casi un año sin escribir nada. Si tuviera que elegir mi post preferido de 2022, sería “El Retorno del videocasete del Regreso del Jedi”, un viaje en el tiempo lleno de nostalgia para aficionados de Star Wars.

No tengo muchas ideas sobre qué estaré escribiendo en 2023. Pretendo seguir mi racha de lectura, vengo disfrutando mucho el leer. También hay varias películas y videojuegos que estoy esperando este año, de repente salen algunas reseñas a partir de ahí. Pero capaz que empiezo a agregar algo de ficción. Sé que hay algo de eso publicado por acá en años anteriores, pero veremos si vuelve.

Lo importante es que quiero escribir más, por más que no sepa sobre qué escribir, como al momento que me senté a escribir este post. Por lo menos para mantener la costumbre…