Los hermanos Mario arreglando la cisterna

Publicado el 1 de noviembre de 2011

Todos conocen a los Hermanos Mario, los fontaneros (o plomeros según su localización) más famosos e importantes del mundo. En mi caso personal, de los personajes más representativos de mi “carrera gamer”. A eso le sumo a partir de ahora, un modelo a seguir en lo profesional.

Un buen día el tubo de PVC que une las tuberías de agua del baño con la cisterna de mi inodoro comenzó a gotear. Estuvo un par de días así con un balde abajo, hasta que me decidí por fijarme qué podía hacer al respecto. Cerré la llave general de agua y procedí a investigar el tubo. Efectivamente con el paso del tiempo, este pequeño tubo de PVC se había deteriorado. Procedí a mi ferretería amiga (en verdad la que tengo más cerca) y compré un tubo nuevo. El tubo era de metal (probablemente cobre), por lo que supuse que esta vez duraría más.

Contento con la idea de que el problema se solucionaría en pocos minutos, procedí a colocar el nuevo tubo. Tras varios intentos, por más que las medidas eran correctas, no podía enroscar el tubo en la entrada de la cisterna. Un poco frustrado ya, volví a la ferretería. Expliqué que no podía enroscar uno con otro, y me comentaron que probablemente estuviera vencida la entrada de la cisterna. Como esto sonó bastante lógico, compré entonces la parte de adentro de la cisterna donde iba conectado el tubo que trae el agua.

Ya de nuevo en el baño, me encontré sin herramientas enfrentado a una cisterna que debía arreglar. En ningún momento era una opción viable llamar a un plomero. “Soy programador” -pensaba- ¿qué tan difícil puede ser? En verdad no es tan sencillo como parece, pero si hay una cosa que nos acostumbra a hacer la programación, es a aprender y resolver problemas. Así que me iba a dar la cabeza contra la pared las veces que fuera necesario, pero iba a arreglar la cisterna. En el peor de los casos, tendría que pedir ayuda.

Mientras pensaba en cómo escribir este post, recordaba “Cómo funcionan las cosas”, un libro de David Macaulay que me encantaba de chico (voy a ver si algún día lo consigo). La cisterna de mi baño es una de esas “cisternas flotador” (si no es el nombre real, por ahora la voy a seguir llamando así). El tanque se llena de agua a través de un dispositivo conectado por un brazo cilíndrico a un flotador. Al estar el nivel del agua muy bajo, el dispositivo queda abierto, permitiendo que pase más agua al tanque. A medida que va subiendo el nivel, el flotador sube con él y al llegar a cierto punto, hace que el dispositivo se cierre, impidiendo el paso del agua.

Cisterna de flotador

Cisterna de flotador

Pues bien, lo que tenía que cambiar era este dispositivo en cuestión (llamémoslo Luigi), ya que es ahí donde se enrosca el tubo que trae el agua. Al abrir la cisterna, quité el Luigi viejo. El metal estaba todo oxidado, y el flotador estaba enroscado al brazo cilíndrico de Luigi. Al intentar desenroscar el flotador de Luigi, noté que estaba como pegado, y al hacer fuerza partí el brazo. Decidí continuar con la instalación del caño y Luigi nuevos, para comprobar que esto quedara funcionando correctamente antes de volver una tercera vez a la ferretería a comprar un flotador nuevo.

Al conectar todo y abrir la llave general del agua, un primer sentimiento de logro: el tubo ya no goteaba. Lo que me faltaba ahora era una flotador para que Luigi se cerrara llegado cierto nivel de agua dentro del tanque de la cisterna. Así que nuevamente cerré la llave del agua y volví a la ferretería. Para mi alegría, la ferretería estaba cerrada, ya se había hecho un poco más tarde de lo que creía (aunque creo que cerraron más temprano de lo normal) por lo que me quedé sin flotador nuevo…

Mis opciones en este punto eran: salir en busca de otra ferretería, tapar el caño de agua que va al tanque de la cisterna y usar un balde para desagotar el inodoro ó “atarlo con alambre”. Obviamente me incliné a arreglarlo como pudiera, ¡un desafío de este calibre no puede ser ignorado! Teniendo el viejo flotador, desarmé nuevamente a Luigi del tanque de la cisterna, sequé bien todo, y procedí a usar uno de los materiales más importantes jamás descubiertos por el hombre: cinta aisladora.

El Luigi "conectado" al flotador

El Luigi “conectado” al flotador

En primer lugar rodeé al flotador y el brazo del nuevo Luigi con cinta, y luego usé un pequeño alambre para afirmar un poco más la cosa, para después cubrirlo con más cinta. Una vez convencido de su firmeza, procedí a instalar el nuevo Luigi, el nuevo tubo, y abrir la llave del agua.

En este momento, comencé a mirar el agua entrando en el tanque con expectativa, mientras veía subir el flotador. Piensen en el sentimiento de estar en el último castillo antes de encontrarse con Bowser, o dando los últimos saltos para vencer a Bowser… esos segundos antes del triunfo que todavía no está asegurado. Pues así me sentía…

A medida que iba subiendo el flotador, caía menos agua. En un momento determinado, el agua dejó de caer 😀
Misión cumplida, había arreglado la cisterna, ¡y no goteaba más!

En fin, una anécdota que me dieron ganas de compartir con mis lectores. Si llegaron a leer hasta acá, les agradezco su tiempo y espero lo hayan disfrutado. Por alguna razón, no puedo evitar al tener que realizar algún trabajo relacionado a la sanitaria, pensar en Los Hermanos Mario, héroes de mi infancia.

Parece que tengo otro camino profesional a considerar en el caso de que el día de mañana me aburra de la programación es la sanitaria. Y todo gracias a la inspiración de los Hermanos Mario:

Mario, Luigi y la cisterna

Mario, Luigi y la cisterna

6 comentarios en este post

Feed de comentarios
  1. Avatar

    helq 1 noviembre. 2011 - 21:47

    Muy bueno el post. Aveces, me pasa también que encuentro algo que reparar y no interesa que estaba haciendo antes, sólo me dispongo a arreglarlo y puedo durar horas sin darme cuenta de cuanto tiempo ha pasado.

    Por cierto, estás refrito, ¿sabías? 😛

    Opera 9.80 GNU/Linux 64 bits
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      Fernando 1 noviembre. 2011 - 22:04

      Jeje, son cosas que pasan. Lo importante es animarse a por lo menos hacer el intento. Y en el peor de los casos, llamar a un especialista que lo arregle.

      ¿Por qué lo de refrito? Si es por los errores 500 en el blog, estoy trabajando en eso, pero no sé si ya está 100% arreglado… :S

      Firefox 7.0.1 GNU/Linux 64 bits
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      Fernando 3 noviembre. 2011 - 19:07

      Jeje, no consideré esa opción por parecerme inviable en el momento. Pero sí, mejor que un programador intentando arreglar algo desconocido, son n programadores.
      (Para la próxima te llamo a ver si andás por el laburo y te podés dar una vuelta a dar una mano 😉 )

      Firefox 7.0.1 GNU/Linux 64 bits

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