Cuando era (más) joven, mi padre me trajo de regalo de un viaje la Edición Especial de la Trilogía de Star Wars. Perdí la cuenta de la cantidad de veces que miré estas películas en este formato. Star Wars: A New Hope debe ser la película que miré más veces en mi vida. No al punto de recordar cada escena y diálogo (me parece que eso es por daños en mi memoria después de tanto tiempo de abusar de mi cerebro), pero sí al punto de poder citar varios diálogos a medida que van pasando. También había mirado el documental o los programas especiales sobre los cambios de las ediciones especiales. Así que en varias escenas identificaba “esto cambió de la edición original” (ediciones que también había mirado en VHS en su momento).

El Retorno del videocasete del Regreso del Jedi

Un día nos juntamos con varios amigos a hacer la tradicional Maratón de Star Wars. Si no me acuerdo mal, esto fue por la época del estreno de Episodio II en los cines. La excusa para juntarse era refrescar la memoria antes de ir a ver la película nueva de Star Wars. Nos reunimos con un reproductor de video, golosinas, la trilogía que tenía en VHS y alquilábamos del video club Episodio I. Miramos las películas en orden “episódico”, no cronológico, así que empezamos por Ep I – La Amenaza Fantasma. Durante estas juntadas teníamos algún que otro recreo entre (o durante) las películas para jugar videojuegos, comer porquerías y demás. Parte de la gracia era pasar la noche sin dormir mirando películas. De estas juntadas salieron un par de chistes internos y referencias a las películas que siguieron surgiendo en el grupo durante años.

Sumando las horas de películas mas extras, llegábamos a la mañana siguiente terminando El Retorno del Jedi. Una de las veces que hicimos la maratón, alguien dejó por accidente la caja de uno de los videocasetes encima de la ventilación del videograbador. En el momento no nos dimos cuenta y nos pusimos a mirar la película. Cerca del final, la película paró abruptamente, y el equipo hizo un ruido raro. Cuando fuimos a mirar, el calor del videograbador (después de varias horas en funcionamiento) mas la ventilación tapada hizo que se derritiera la cinta del videocasete, cortándose. En el momento me sentí súper frustrado y enojado. Había perdido una de las películas que tanto me gustaba mirar.

Es de esas cosas que al pasar el tiempo uno se olvida y no tiene tanta importancia. Al principio cada tanto me acordaba y me molestaba un poco. En esa época me parecía inalcanzable comprar el videocasete en particular o toda la trilogía nueva, eran otros tiempos… Por eso me angustiaba un poco el hecho de haber perdido la tercera película. No me acuerdo cuántas veces volví a mirar A New Hope y Empire Strikes Back con esos videocasetes después de ese incidente. Más adelante ya empecé a mirar las películas cuando las daban en el cable y después se vino la época del DVD. La saga se fue extendiendo con las precuelas y más.

Pasaron años, y la caja con la colección de las tres películas edición especial de Star Wars quedó en la casa de mi madre en Maldonado. Yo me mudó a Montevideo y más adelante a Escocia. Pero las últimas veces que fui de visita a la casa de mi madre, la caja se encontraba adornando un rinconcito “nerd” del cuarto. El cuarto en el que solíamos dormir con mis hermanas cuando éramos niños y cada tanto volví a usar para dormir estando de visita. Creo que mi madre lo adornó así de gusto para que me sintiera más a gusto.

Hace pocos días alguien dejó abandonado un televisor al lado de un contenedor de basura en mi calle acá en Edimburgo. Por éstos lados se acostumbra dejar cosas afuera ya sea para tirar o para que alguien que le pueda dar uso se lo quede. No es la primera vez que veo un televisor al lado de un contenedor de basura en mi barrio. Es de esas cosas que no me resultaban comunes viviendo en Uruguay, capaz que por eso siempre me da algo de vergüenza levantar algo de la calle.

Pero esta vez me animé, en parte gracias al aliento de mi primo y el Oye (😁). En la tarde me acerqué a mirarla y pude ver que estaba en buen estado. Esperé a que se hiciera de noche, y salí a buscarla. La traje a casa, la desinfecté toda, y noté que le faltaba el enchufe al cable de electricidad. Por suerte es bastante fácil de cambiar, así que saqué el enchufe de una lámpara que no uso muy seguido, se lo puse al cable de la tele, y ¡funcionó! (Tengo anotado en mi lista de cosas para hacer “comprar enchufe en la ferretería” para devolver el de la lámpara).

El cable de la TV

La idea de obtener un televisor CRT era jugar al Game Cube como se debe. Muchos snobs del retro gaming dirán que hay que usar un televisor CRT sí o sí para consolas antiguas. Y si bien no me considero para nada un snob (y tengo bastante resentimiento con esta nueva moda hipster de retro coleccionar cosas, ¡que sólo inflan los precios en el mercado!), la imagen está mucho mejor en un televisor CRT que en las teles planas modernas. Hay varias explicaciones al respecto, pero no me quiero ir por esa rama en particular…

La Tele y el GameCube

Algo que me dejó bastante contento es que, como se puede apreciar en las fotos, ¡la tele tiene videocasetera! No sabía si funcionaba porque -oh sorpresa- no tenía videocasetes para probarla. Así que caminé hacia una tienda de porquerías viejas en Edimburgo. Le pregunté al señor de la tienda si tenía videocasetes y me dijo que “Sí, muchos!” y si buscaba algo en particular. Le comenté que necesitaba probar una videocasetera, pero cualquier cosa de ciencia ficción de los 80’s y 90’s me venía bien.

Se levantó y empezó a sacar videocasetes de varias partes de la tienda. La primera película que me mostró fue Alien Resurrection. Pensé “si fuera Alien, o Aliens, o hasta Aliens 3, de repente sí, pero justo ésta… sigamos mirando”. Tenía también Jurassic Park, que es una de mis películas favoritas, pero ya tengo una copia en VHS (en Uruguay…). La tercera película fue Star Wars: Return of the Jedi, Special Edition. La misma edición de la colección que me regaló mi padre hace unos años y que el videocasete de Return of the Jedi se quemó la cinta porque alguien dejó la caja encima de la ventilación de la videocasetera que estuvo en funcionamiento por horas. Así que la compré.

Cuando llegué a casa desinfecté el videocasete y la caja (no sé si esa manía me quedó de la pandemia o quedé paranoico por el olor que había dentro de la tienda…), inserté el casete y rebobiné la cinta. La última persona en usarla no la había rebobinado, que en el caso de un casete del videoclub sería mala educación, pero en este caso pensé “la última persona que tuvo esta cinta la disfrutó”. No pude evitar sonreír cuando apreté Play y vi que funcionaba.

Actualmente tenemos muchos medios para mirar La Guerra de las Galaxias: DVD, Blu-Rays, Versiones desespecializadas (que deshacen decisiones cuestionables de las ediciones especiales), streaming a través del sistema de la corporación del Ratón Miki, etc. Pero para quienes crecimos con estos dispositivos más analógicos, está bueno volver a usarlos después de tantos años. Tienen su gracia además que nos conectan con tantos recuerdos.

Esa colección original en VHS no tiene ningún valor monetario particular, nunca fui de comprar cosas como inversión por su futuro valor potencial. Una búsqueda rápida en eBay de hecho me demuestra que se consigue a precios extremadamente bajos. Pero esos 3 videocasetes en su caja tienen el valor de estos recuerdos. De levantarme un fin de semana temprano, ir al living de la casa de mi madre y ponerme a mirar Star Wars. O juntarme con amigos a pasar una noche sin dormir mirando Star Wars, comiendo pizza, haciendo chistes internos con las películas, y más.

Espero que alguno de mis amigos lea este post y me cuente qué se acuerda de esas noches, o si se acuerda del día que miramos tanto Star Wars y quemamos la cinta del Retorno del Jedi. Con esta compra de un videocasete usado en una tienda muy desordenada y que no recomiento a nadie, siento que se cerró un círculo. No tiene mucho significado en el gran esquema de las cosas, pero en mi mente algo quedó más tranquilo, la colección volvió a estar completa 🙂

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